Autora: Mª Ángeles Llorente Cortés
Monográfico: La Ley de Educación a debate
Artículo elaborado por Mª Ángeles Llorente Cortés a partir de su exposición en el Monográfico de Educación del V Congreso de Educación para la Transformación Social: La Ley de Educación a debate.
1.- Antecedentes y contexto
Esta es la octava ley educativa de la democracia española. La precedieron la LGE, LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE y LOMCE, vigente desde 2013 y ya derogada por la LOMLOE.
La LOMLOE se gesta en la legislatura anterior como una urgencia de derogar la LOMCE. El PSOE la redacta en solitario y decide partir de la LOE, muy cuestionada en su día por no entrar a fondo en cuestiones esenciales y centrarse en una concepción de “calidad educativa”, muy vinculada en aquel momento al espacio neoliberal que -pervirtiendo su significado- la asociaba a rendimiento, eficiencia, eficacia, segregación, exclusión, pedagogía clerical del esfuerzo, libertad de elección de centro, etc. Con el objetivo de defender sus políticas regresivas que conciben la educación como un negocio y al alumnado como unidad destinada al mercado de trabajo. Un concepto de “calidad educativa” vinculada sólo al alumnado y no al conjunto del Sistema Educativo y a la multiplicidad de factores que intervienen en él.
LA LOMCE se convirtió en el exponente máximo de este tipo de planteamientos. Siguiendo a rajatabla las consignas neoliberales impuestas por organismos supra-nacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y la Unión Europea, se trata de degradar la educación pública universal, gratuita y de calidad para toda la ciudadanía, y favorecer la proliferación de conciertos y centros privados que garanticen fuente de negocio para los que más tienen. Sin complejos, la educación al servicio del mercado, al igual que están haciendo con la sanidad, es el objetivo fundamental que vienen orquestando con precisión desde hace más de una década.
La LOMCE nació -se decía desde los ámbitos institucionales- con el objeto de combatir el fracaso escolar y evitar el abandono temprano. Objetivos irrealizables por el propio contenido de la ley, así como por la política de recortes en educación y una política económica totalmente errónea que mandó al paro a millones de personas y al país a la ruina. La experiencia y los datos empíricos demuestran que, a mayor injusticia social, a mayor desigualdad, más tasa de abandono y más “fracaso”. Recordemos que, desde la llegada del Partido Popular (PP) al gobierno del Estado español, en 2012 se recortaron 5.212 millones de euros en educación. Además, en 2015 el gasto público educativo se situó en torno al 3,9%, a la cola de la OCDE y de la UE (un retroceso que nos puso de nuevo en la situación de los años 80).
En un clima de rechazo sin precedentes a la LOMCE, se gesta la LOMLOE con mucha urgencia, prisas y, en consecuencia, poco debate e improvisación, partiendo de la LOE. A mi entender estamos ante un reformismo continuista que no entra al fondo de los cambios que la educación necesita en nuestro país.
2.-No apuesta por un sistema educativo público
El principal reto educativo en España, es que la educación pública vertebre el sistema educativo, garantizando el derecho inalienable a la educación para todos y todas, sin discriminaciones ni exclusiones. Necesitamos un sistema educativo público, popular y democrático que contribuya a la transformación social en el sentido de igualdad, justicia y bien común; y una educación emancipadora que combata el dogmatismo y huya del adoctrinamiento. Una educación laica, gratuita, plural, científica, crítica, coeducativa e inclusiva desde la equidad. Esto sólo es posible con un sistema educativo de titularidad y gestión pública, vertebrado desde el Estado, bien financiado y de calidad, que responda a las necesidades de todas las personas y la sociedad en que está inmersa. Con fondos siempre insuficientes, lo justo -y debería ser también lo legal- es que el dinero público deba destinarse fundamentalmente a las escuelas públicas que son las que reivindican y tratan de hacer realidad que personas de diferentes clases sociales, culturas y territorios, aprendan a convivir en un marco de igualdad y colaboración.
«Necesitamos un sistema educativo público, popular y democrático que contribuya a la transformación social»
La LOMLOE no está en esta línea. Mantiene la triple red, considerando los conciertos como servicio público y equiparándolos en derechos, que no en deberes, a la red de titularidad pública. No se exige a los concertados el cumplimiento de principios básicos como la gratuidad total, la democracia interna, la inclusión, el no adoctrinamiento, las condiciones de contratación de los y las docentes, entre otros. En este orden de cosas, no establece el carácter subsidiario de los conciertos que evitaría la supresión de aulas y centros en zonas donde hay centros concertados. No limita los conciertos a las enseñanzas obligatorias. Y, por si esto fuera poco, tampoco, contempla eliminar ni uno solo de los beneficios fiscales de la enseñanza privado-concertada: siguen sin pagar IVA (1.500 millones de euros anuales) y los colegios que, además de concertados son religiosos (en torno a un 70%), no pagan IBI por sus propiedades. Estos hechos atentan gravemente contra la igualdad de oportunidades educativas y son factores que afectan gravemente a la cohesión social.
Al respecto de este tema conviene desmentir falsedades y dejar claro que la Constitución sí ampara la posibilidad de crear centros privados, pero no indica que la escolarización en ellos deba ser financiada con fondos públicos.
Se mantiene la supuesta libertad de enseñanza y la libre elección de centro, la LOMLOE lo recoge entre sus principios (art. 1, q), así como en el articulado relativo a la escolarización (art. 84.1) y a los centros docentes (art. 108.6), entre otros. Sin embargo la realidad demuestra que la libertad de elección es una falacia ya que no puede haber libertad sin igualdad. La libre elección de centro no es un derecho, sino la manifestación de una preferencia particular que en ningún caso puede equipararse al derecho de todos y todas a la educación en condiciones de igualdad. Por lo tanto, tal preferencia de elección de un centro determinado sólo puede ser atendida si no atenta contra los criterios prioritarios que deben presidir la planificación educativa y una escolarización equitativa, al margen de la clase social y los recursos privados de sus familias. Si una familia prefiere otro tipo de educación para sus hijos e hijas, tendrá que correr con los costes de su “elección privada”, pero nunca exigir que se le financien con recursos públicos sus preferencias particulares; que como vienen mostrando todas las investigaciones educativas al respecto, sólo esconden el rechazo a la mezcla social, a educar a los hijos e hijas con los que no son de su misma clase.
3.-No se garantiza la libertad de conciencia ni la laicidad
La libertad de conciencia es un derecho recogido de manera global tanto en la legislación europea como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La conciencia se construye a través de las múltiples relaciones que un ser humano establece con los diferentes entornos en los que vivirá e implica un proceso formativo en el que cada persona va modelando su personalidad y creando un marco conceptual de creencias y valores que posibilitará el ejercicio de sus deberes y la exigencia para hacer posible el disfrute de sus derechos.
Por tanto la conciencia es educable y, en ese sentido, manipulable. La conciencia libre sólo se puede formar en contextos de libertad, alejada del adoctrinamiento y de todo tipo de imposiciones y fanatismos. La conciencia libre va unida a la capacidad de pensar y ésta a la educación. Es tarea de la educación mostrar diferentes visiones e interpretaciones de la realidad y favorecer el análisis de las mismas poniéndolas en cuestión desde una perspectiva crítica, tomando como referencia los derechos fundamentales de las personas. Se trata de crear las condiciones óptimas para que cada persona construya su propia identidad, sin ataduras y poniendo lo común por encima de las diferencias. Una educación que ha de ser investigadora y crítica, fomentando el pensamiento libre y divergente. La escuela laica no impone una visión del mundo, sino que crea las condiciones para que cada persona construya libremente la propia.
La libertad de conciencia y la laicidad son otros dos elementos inherentes a la ética que debe presidir cualquier ley educativa. Una vez más se pone de manifiesto la poca valentía de los legisladores que siguen manteniendo, en un estado constitucionalmente aconfesional, unos privilegios que la jerarquía católica viene arrastrando desde 1979. La LOMLOE no garantiza la libertad de conciencia del alumnado, no apuesta por la laicidad, perdiendo así una oportunidad histórica de salvaguardar uno de los derechos fundamentales de la infancia, que están por encima de ninguna otra consideración. Se mantiene la asignatura de religión católica, que además de vulnerar la neutralidad ideológica practicando el adoctrinamiento, condiciona la estructura organizativa y horaria de los centros. Es una anomalía democrática seguir manteniendo a un profesorado de religión pagado con fondos públicos que acceden a sus puestos por voluntad de un obispo. Asimismo toda simbología religiosa debe quedar fuera de la escuela para que nadie se ofenda y todos se sientan a gusto.
También hay que decir que las religiones, ninguna de ellas ni todas ellas juntas, tienen el monopolio de la vida espiritual pues la filosofía, el arte, las ciencias y, en general, todas las disciplinas formativas se nutren y expresan mediante diferentes formas de espiritualidad.
La única aportación de la LOMLOE es que se elimina la alternativa a la religión y deja de ser evaluable.
4.- No facilitará la inclusión del alumnado de manera significativa
El segundo elemento esencial para garantizar la igualdad de oportunidades es hacer posible la inclusión educativa, es decir, la educación integral de todo el alumnado en condiciones de calidad. La inclusión debe concebirse como un proceso que, respetando las diferencias individuales, permite a todas las personas aprender desde el reconocimiento propio y ajeno y a través de la colaboración y la solidaridad. Cabe señalar que equidad e igualdad de oportunidades se confunden frecuentemente y, sin embargo, comportan actuaciones distintas. Mientras que la igualdad se refiere a los derechos de las personas, la equidad se refiere a la forma en que esos derechos se hacen efectivos. La igualdad es tratar a todas las personas de la misma forma, mientras que la equidad supone dar a cada quien lo que necesita para garantizar la igualdad. Esto supone que se deben implementar medidas de atención a la diversidad y de compensación de desigualdades que propicien el progreso de todo el alumnado, sin excepciones.
Para ello es esencial ampliar la oferta de plazas 0-3 años en toda la red pública hasta su universalización con planes de educación globales y avanzar en la creación de una red pública de 0-6. Igualmente es esencial que los centros dispongan de los recursos humanos y materiales necesarios para la inclusión de los niños y niñas con discapacidad en los centros ordinarios según reza la convención de la ONU. Asimismo, es necesario reducir las ratios en todas las etapas, contratando más profesorado y mejorando sus condiciones laborales, así como garantizando el deber y derecho a una formación inicial y permanente de calidad. Además, la formación inicial y permanente ha de tener un fuerte componente pedagógico y didáctico vinculado a la práctica en las aulas. Los docentes tienen que poder planificar su propia formación y tener tiempo para ello. Otro elemento largamente demandado es la intervención de otros profesionales en los centros educativos.
Uno de los aspectos positivos de la LOMLOE es el reconocimiento de la Educación Infantil como etapa educativa con identidad propia. Recupera el carácter educativo y no asistencial del ciclo 0-3 años, estableciendo un currículo propio y un plan de impulso 0-3 en la red pública. También se puede considerar como un elemento positivo la recuperación de la estructura de tres ciclos en primaria, una organización más respetuosa con el desarrollo del alumnado que facilita realizar un trabajo más globalizado.
Se eliminan de itinerarios segregadores, previstos en la LOMCE desde los 13 años, así como las perversas reválidas, cuyo amplísimo rechazo social obligó al propio PP a posponerlas sine die. Y se recuperan los programas de diversificación curricular con título de la ESO.
Sin embargo, no se contempla en ninguno de sus apartados la necesaria disminución de las ratios para avanzar en una educación más personalizada e inclusiva que posibilite la equidad. Mantener las evaluaciones diagnósticas censales es otra concesión a la ideología neoliberal que también se esconde en la LOMLOE. La evaluación es un proceso, no una serie de pruebas realizadas sólo al alumnado y a todos por igual. La evaluación sólo sirve si es formativa y orientadora de los procesos de enseñanza/aprendizaje. Y no todas las niñas y niños progresan al mismo ritmo, ni en los mismos tiempos. Un proceso en el que el profesorado, el alumnado y las familias reflexionan sobre el nivel de progreso del alumnado en la consecución de los objetivos planteados para programar nuevas estrategias de aprendizaje. Si la evaluación no es un elemento de mejora, se convierte en un arma de selección y castración del alumnado. Esta concepción selectiva de la evaluación en la LOMLOE queda también manifiesta en el mantenimiento de la prueba de selectividad, negando al título de bachiller la legitimidad que debería tener para el acceso a un título superior.
Esta “nueva ley” no establece un incremento de plantillas, ni como corregir las enormes tasas de interinidad docente (el 24% de interinidad en fraude de ley, convirtiendo lo temporal o puntual en eterno), ni cómo mejorar las condiciones laborales, después de la precarización y maltrato sufrido por el profesorado durante la etapa de duros recortes. Tampoco avanza la LOMLOE en la constitución del cuerpo único de profesorado.
Parece claro que no es suficiente con derogar la LOMCE, es necesario revertir todos los recortes y elementos privatizadores que de ella se han derivado.
5.- No profundiza en democracia y participación
La democratización de los centros escolares, parámetro importantísimo de calidad educativa, tampoco se impulsa definitivamente con la LOMLOE. Se continua con la fórmula unipersonal del director o directora, sin apostar por una dirección más colegiada que garantizaría mejor funcionamiento de los centros escolares; la profesionalización frente al compromiso. A la persona directora sigue sin elegirlo el Consejo Escolar. Fue la LOE del PSOE la que sustituyó dicha elección por una forma de ‘selección’, que en última instancia quedó en manos de la administración aunque, ahora, la LOMLOE concede mayor representación en las comisiones de selección de dirección a los centros en detrimento de la administración. Los Consejos Escolares siguen sin reformarse, manteniendo su carácter estamental y formal, aunque recuperan algunas competencias, al igual que los claustros. Hacer que la escuela pública lo sea de verdad, implica convertir los centros en espacios de vivencia de la democracia, que debería ser una práctica real en el aula y en todos los ámbitos de la vida del centro. Esto supone generar estrategias y vías de participación, responsabilidad y compromiso de toda la comunidad educativa.
6.- Avances en un currículo pendiente de concretar
Quizás sea este uno de los aspectos que más va a desarrollar la LOMLOE. Se incorpora el concepto de currículo integrado y el trabajo por ámbitos, el desarrollo de proyectos “significativos y relevantes”, la resolución colaborativa de problemas, la cooperación, los trabajos de aprendizaje servicio a la comunidad y se habla de caminos escolares seguros. Se hace hincapié en la necesidad de los planes de fomento de la lectura y se introduce una leve apuesta por la digitalización aunque sin concretar demasiado. Se incorpora la historia de nuestra democracia con especial atención a las conquistas sociales de las mujeres y la educación afectivo-sexual. Se supera el enfoque meramente cuantitativo de la evaluación y promoción y se dejan estas tareas en manos del profesorado, instando a la implantación de medidas personalizadas y planes específicos de refuerzo, aunque deja vigentes los estándares de aprendizaje evaluables, que pasan a tener carácter orientativo (hasta que se modifique el currículo).
La LOMLOE Introduce la asignatura de Filosofía como obligatoria en los dos cursos de bachillerato y recupera la Historia de la Filosofía, eliminando la Ética en 4º de la ESO. También recupera elementos de Educación Artística perdidos en la LOMCE. Incorpora contenidos de “educación para la sostenibilidad” hablando de educación para la transición ecológica con criterios de justicia social.
Se introduce una cuarta modalidad de bachillerato. Y se da un vuelco a la Formación Profesional (FP): el alumnado de la FP básica podrá obtener el título de la ESO, se flexibilizarán los ciclos para que no todos duren lo mismo, al tiempo que se crean másteres de formación profesional y se integran el profesorado técnico de FP en el cuerpo de profesorado de Secundaria.
Sin embargo, se mantiene el modelo conductista y mercantil de competencias, el emprendimiento que naturaliza el modelo neoliberal, así como el modelo de bilingüismo segregador tan criticado por colectivos docentes, asociaciones de padres y madres y otros colectivos y asociaciones relacionados con el mundo educativo.
La memoria democrática, citada en el preámbulo, está mínimamente concretada en la disposición adicional cuadragésima primera, con términos muy genéricos y de variable interpretación.
7.- Sin memoria económica, sin ley de financiación
Estamos ante una “nueva ley educativa” que no va a poder financiarse. No va acompañada de una ley de financiación y busca la equiparación a la media de la Unión Europea que cifra en un 5% del PIB la inversión en educación a alcanzar dentro de 10 años, en 2032 (disposición final octava que remite al artículo 155.2).
Cabe mencionar que la inversión educativa en España representa en la actualidad el 4,3%, mientras que la media europea supera el 6% del PIB. Lo necesario sería blindar constitucionalmente un 7% del PIB para educación en el Estado español. Porque «con estos mimbres pocas cestas se pueden hacer».
Lo realmente peligroso es -como dice Enrique Díez Gutiérrez- permitir “una financiación encubierta a la educación pública mediante agentes privados”.
“De lo que no cabe duda es de que la Ley Celaá consigna lo que ya ocurre de facto, mediante acuerdos de colaboración, con La Caixa, la Fundación Bofill y, recientemente, Amazon. El artículo 122 promulga que los centros públicos podrán “obtener recursos complementarios, previa aprobación de su Consejo Escolar, en los términos que establezcan las administraciones educativas”.
La ley no contempla frenar a la Big Tech o GAFAM, los gigantes tecnológicos norteamericanos como Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft, que proclaman la imperiosa necesidad de la colaboración público-privada para convertir la educación en un espacio de negocio de una nueva gestión híbrida público-privada bajo el control de una supuesta “innovadora” tecnología digital educativa controlada por la Big Tech.
Estamos dejando en manos de las plataformas hegemónicas la información del alumnado. Dejando morir las plataformas de código abierto y públicas construidas por el profesorado y las comunidades educativas, entre otras, las de Guadalinex o la de Extremadura.
El capitalismo digital quiere el control y el dominio de las últimas fronteras del capitalismo: nuestra información en forma de datos que se venden para predecir comportamientos (un bien común y esencial) a las Big Tech, terratenientes neofeudales de la nueva economía digital que se han hecho con el control de la soberanía digital.
«El negocio somos nosotros: extraer información del alumnado con el fin de convertir a los colegios en una fábrica de datos e información comercializable sobre unos clientes presentes y futuros a los que se quiere fidelizar».
8.-Concluyendo
Una vez más se pierde una oportunidad de analizar los problemas educativos desde una perspectiva de emancipación y transformación social. Una vez más se elabora una ley sin la participación activa de la Comunidad Educativa, ni sindicatos docentes, ni de los ayuntamientos. Los y las docentes de a pie asistimos impasibles, reforma tras reforma, viendo cómo cambia los marcos generales desde los despachos ministeriales, sin mejorar las condiciones reales de la actividad docente. Exigimos flexibilidad de horarios y tiempos con el alumnado y las familias; más tiempo, de calidad, de formación relevante; disminución de ratios; cambio en el papel de la inspección; más recursos educativos; etc.
La burocracia inútil crece sin parar, secuestrando tiempo a la vida escolar. Más allá de las direcciones, pocos docentes se leen las leyes y éstas raramente cambian la dinámica cotidiana en las aulas. Muchos y muchas docentes hemos dedicado largas horas a ver cómo lo que hacemos en nuestras aulas encaja en tal y cuál ley para que se nos permita seguir haciéndolo. Muchos de los proyectos de innovación y renovación pedagógica se han venido haciendo a pesar y pasando por encima y delante de las leyes educativas vigentes.
No quiero quitar importancia a una ley educativa, sería ingenuo pensar que no determinan -al menos en ocasiones- el futuro del alumnado y la labor docente, pero sigo pensando que sean cuales sean las leyes y sean quienes sean los que las promulgan, nunca podrán quitarnos ese espacio mágico, en el que nos encontramos con nuestro alumnado y sus familias, para convivir, para generar ilusiones, para compartir conocimientos, intereses y afectos. Nadie podrá quitarnos nunca -si nosotras no lo permitimos- ese espacio de creación y recreación de la cultura que es la escuela: cuando ésta se convierte en un espacio de vida; cuando dejamos tiempo para la escucha, para la reflexión, para el conocimiento mutuo; cuando nos damos tiempo para la ternura; cuando somos capaces de sorprendernos; cuando provocamos o nos provocan sonrisas; cuando generamos dudas y descubrimientos; cuando alumbramos certezas… Cuando esto ocurre, nos sentimos en paz y con la fuerza suficiente para seguir viajando, a la deriva, sin descanso, hacia un puerto mejor.